¡Lectura recomendada! Sería interesante hacer un análisis equivalente sobre lo que estos fenómenos implican para América Latina y su lugar en esta aparente configuración de un nuevo orden mundial. "La invasión rusa de Ucrania y la amenaza que ...
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"María Paula Romo Rodríguez" - 5 new articles

  1. En El País: "La seguridad es ahora la prioridad y solo el estado puede ofrecerla"
  2. GLASS NI ESTÁ LIBRE NI ES INOCENTE
  3. Ni democracia, ni reconciliación, pura impunidad
  4. Avances del caso ISSPOL, febrero de 2022
  5. TIEMPOS AMURALLADOS, Irene Vallejo
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En El País: "La seguridad es ahora la prioridad y solo el estado puede ofrecerla"

 


¡Lectura recomendada!

Sería interesante hacer un análisis equivalente sobre lo que estos fenómenos implican para América Latina y su lugar en esta aparente configuración de un nuevo orden mundial. 

"La invasión rusa de Ucrania y la amenaza que supone para Europa está marcando el final de una de las fantasías más poderosas y duraderas de la historia reciente: la idea de que estábamos destinados a vivir en un orden global estable en el que el mercado se encargaría de la mayoría de nuestros problemas."

   

GLASS NI ESTÁ LIBRE NI ES INOCENTE

 

Por aquí debe empezar cualquier discusión sobre la supuesta “liberación” de Glas en este Domingo de Ramos. Nadie lo declaró inocente. Pesan sobre él tres sentencias en casos de corrupción; suman más de 22 años de cárcel, sin embargo, un juez de un lugar alejado, sin competencia para conocer su causa, de manera ilegal, en una decisión absurda, sin precedentes, ha ordenado cambiar su prisión por presentación periódica y prohibición de salida del país, por ahora...

¿Qué representa Glas? 

Jorge Glas Espinel fue durante diez años la cabeza de los sectores estratégicos del país: electricidad, gas, petróleo, y telecomunicaciones. Montos gigantescos, decisiones que comprometieron y siguen comprometiendo al Ecuador; aliados, socios, contrapartes profundamente cuestionados. Fue el delegado de Correa para la negociación del petróleo con China, las concesiones de las telefónicas, la Refinería de Esmeraldas y la imaginaria Refinería del Pacífico. Fue el comodín de Correa en la relación con Odebrecht, así lo dijo Conceicão Santos al confirmar que le pagó millonarias coimas

Glas representa el manejo del Estado sin límite ni ley. Olvidar su papel, disfrazarlo como un perseguido político, hacer pensar que esta triquiñuela legal es prueba de su inocencia, es una afrenta a todos los ciudadanos que nos negamos a normalizar la corrupción como sinónimo de la política. 


Habeas Corpus contrario a toda norma jurídica

El habeas corpus es una garantía constitucional para defenderse de una detención ilegal o arbitraria, un recurso para evitar abusos como la posible desaparición de un detenido. De ninguna manera un habeas corpus sirve para liberar a un sentenciado. Los abogados de Glas lo saben, por eso presentaron el recurso en Manglaralto, ante un juez cuya destitución ya estaba solicitada unos días antes; es decir ante un juez que no tenía nada que perder. 

Hicieron posible lo imposible: imposible argumentar que desconocían el lugar de detención, el país entero sabe que Glas estaba en la cárcel de Latacunga. Imposible que se libere a alguien por no tener acceso a los mejores servicios de salud, de ser así, según ese análisis no quedaría ningún detenido en el Ecuador. Imposible que una orden de libertad se cumpla en tiempo récord en un fin de semana. 


Más allá de Glas

Este horror nos recuerda que sigue vigente la decisión de la Corte Constitucional de Pazmiño de que los jueces constitucionales no cometen prevaricato. ¿Qué espera la Corte Nacional de Justicia para pedir a la Corte Constitucional un nuevo análisis de esta decisión?.

El correísmo y sus aliados y afines suman un punto más en su búsqueda de impunidad, dieron un importante golpe con las famosas amnistías a secuestradores y traficantes de tierra. Ningún debate es menor, ningún espacio de legalidad y justicia debe entregarse sin disputa. Le costará muy caro al Ecuador seguir en ese camino. 


Esto no ha terminado

Glas no ha sido declarado inocente, tiene -por ahora- ilegales medidas alternativas. Esta decisión puede y debe ser revisada de inmediato. Dos de sus tres sentencias están en firme. 

El juez Moscoso Cedeño debe ser procesado, investigado y sancionado. El Consejo de la Judicatura puede decidir su suspensión inmediata (ya existe un pedido previo en este sentido). 

El Consejo de la Judicatura, la Corte Nacional y el propio Ejecutivo tienen herramientas legales a su disposición y la obligación de responderle al país, la sola sospecha de que esto pueda ser parte de un acuerdo, es letal. Creo firmemente que se puede gobernar sin Asamblea, pero es imposible hacerlo sin la confianza siquiera de aquellos que te llevaron al poder. 

Por supuesto que enfrentar a esta mafia tiene costos políticos y personales, fui parte de un gobierno que estuvo dispuesto a asumir esos costos y así lo hicimos, como nadie. Hoy pienso en tantos y tantos ciudadanos, periodistas, activistas sociales y políticos que enfrentaron un poder que parecía destinado a perpetuarse. Juntos, muchos, los enfrentamos y tendremos que seguirlo haciendo. 





   

Ni democracia, ni reconciliación, pura impunidad


La amnistía aprobada en la madrugada por la Asamblea Nacional es un mensaje general de impunidad,  y no me refiero solo a octubre pues es solo una parte de la amnesia que acaban de resolver. Hay, entre muchas otras cosas, dos casos ya sentenciados de invasión de tierras (uno contra Jaime Vargas en la Amazonía y otro contra Leonidas Iza, en Cotopaxi) ¿qué tiene eso de lucha social o de justicia indígena?, es pura impunidad. 

Sobre octubre la decisión es muy grave. No se trata de una amnistía con el propósito de la reconciliación y el “pasar la página”, pretenden re escribir la historia convirtiendo en actos heroicos el bloqueo de ciudades, el secuestro a policías y periodistas, el ataque a ambulancias, el atacar un cuartel militar, el quemar la Contraloría y un canal de televisión, el cortar el agua potable de una ciudad… Literalmente le prendieron fuego a Quito y han sido no solo perdonados sino descritos como héroes y salvadores. 


Mi solidaridad hoy con todos los policías (desde el anterior hasta el actual Comandante General, hasta la tropa y los policías de los grupos especiales) que hicieron su trabajo, procuraron mantener el orden en circunstancias muy difíciles, no usaron nunca sus armas. Defendieron la democracia y, a diferencia de los secuestradores y los golpistas, tendrán que seguir enfrentando investigaciones absurdas, desproporcionados, sin fundamento. 

Mi especial solidaridad con las mujeres policías mantenidas cautivas durante cinco días, manoseadas, atacadas por la turba. Me apena y me avergüenza una dirigencia política incapaz de defender su trabajo y sus derechos. 

El precedente es nefasto para nuestra democracia: amnesia para los que atacaron el Ecuador,  y castigo para quienes hicieron su trabajo.

María Paula Romo

   

Avances del caso ISSPOL, febrero de 2022

Con este post retomo, a los años, mi blog. Nuevos tiempos, algunos nuevos temas y también mis  causas de siempre. 

Tengo mucho que contar sobre el caso ISSPOL a casi un año y medio de haberlo investigado y destapado. 

Más de treinta personas están siendo investigadas y procesadas en Ecuador y Estados Unidos (dos ya se han declarado culpables). Se ha logrado congelar alrededor de 400 millones de dólares que se convierten en la primera expectativa de recuperación de los fondos de jubilación de la Policía Nacional. 

Como siempre, mi reconocimiento y respaldo para quienes han investigado y siguen investigando esta estafa, este atraco, contra los fondos del seguro de salud y jubilación de las decenas de miles de policías ecuatorianos. Hay muchos avances pero también mucho por hacer. 




   

TIEMPOS AMURALLADOS, Irene Vallejo

A este lado de la frontera, habíamos olvidado la mirada hostil de los muros infranqueables. En poco tiempo, nuestra vida cotidiana se ha visto sitiada por confinamientos, cierres perimetrales, restricciones de movimientos, distancias de seguridad. Hemos atisbado —lejanamente— la desesperación de quien encuentra el paso cerrado por verjas y alambradas. Durante unos meses, hemos vivido exiliados en la orilla vulnerable de la humanidad.
Hace décadas llegamos a pensar que las murallas eran un invento obsoleto. Cuando cayó el famoso muro, Berlín era una fiesta. Con él se desmoronó el telón de acero y, mientras la euforia mundial enterraba alegremente la Guerra Fría, el futuro se intuía globalizado y sin límites. Los turistas compraron pedazos de hormigón como souvenirs y regresaron con el trofeo a su país para dedicarse a lo propio de los años noventa: ganar dinero. Creímos que las torres de vigilancia, las alarmas y las vallas electrificadas se extinguían. Pero la propensión a atrincherarnos no es fácil de desarraigar: incluso la meca del capitalismo, Wall Street, lo lleva inscrito en su nombre.
Nuestra era de la libertad está erigiendo más barreras que ninguna otra etapa del pasado, incluidos los tiempos casi míticos de la Gran Muralla china, las fortificaciones romanas o los castillos medievales. Como explica David Frye en Muros, la epidemia de alambradas vivió un rebrote en el nuevo milenio. Sigiloso, repentino, simultáneo. Arabia Saudí, con una faraónica construcción de 1.700 kilómetros, acarició el antiguo sueño de acorazar su territorio. Los muros propagan los muros: Kuwait, Emiratos Árabes, Israel, Malasia, Kenia, Marruecos, Argelia, Estados Unidos… Incluso en la misma Europa hemos vuelto a edificar paisajes hostiles de concertinas, sensores de movimientos, verjas de acero, alambres de espino y bloques de hormigón. En una gran gesta de ingeniería civil, la India ha levantado una valla electrificada en regiones del Himalaya donde apenas hay oxígeno y solo se mueven los glaciares. Aquí y allá, proliferan los centros de internamiento de extranjeros y los campos de refugiados, enrejados y cautivos de la miseria. La vigilancia fronteriza se ha convertido en un formidable negocio globalizado que mueve millones de dólares cada año. Y en el interior de las ciudades brotan urbanizaciones blindadas que separan a los ricos de los pobres, tapiando el antiguo ideal de buena vecindad.
La pandemia nos encontró absortos en esta furia fortificadora, pero ni las aduanas ni los diques de hormigón detuvieron al virus. A cambio, sucedió algo inquietante: nuestros muros, en un invisible y silencioso contagio, giraron hacia dentro y lo invadieron todo. Mientras debatíamos a quién permitir o cerrar el acceso a la tierra prometida, quedamos de pronto enjaulados en casa. Las personas ingresadas en hospitales o residencias sufrieron un trágico aislamiento, mientras sus familiares permanecían atrapados en su encierro, bajo el asalto de la angustia, sintiéndose emigrantes de sus propias vidas.
 A pesar de todo, la vida sigue. Encerrados en casa, la creatividad hizo posible que la vida no se parara del todo. La triatleta Lloyd Bebbington entrena en una piscina en su jardín el 26 de abril en Newcastle-under-Lyme, en el Reino Unido.
A pesar de todo, la vida sigue. Encerrados en casa, la creatividad hizo posible que la vida no se parara del todo. La triatleta Lloyd Bebbington entrena en una piscina en su jardín el 26 de abril en Newcastle-under-Lyme, en el Reino Unido.  REUTERS
En la mitología griega, los dioses idearon un terrible tormento para Tántalo, al que culpaban de excesivo orgullo. Rodeado de agua, no podía beber porque el líquido retrocedía cuando él acercaba sus labios. Una rama cuajada de frutos pendía sobre su cabeza, pero, si levantaba el brazo, se movía fuera de su alcance. Todo aquello que deseaba escapaba de sus manos. En este año tantálico, sentimos sed de los demás, pero, si nos acercamos, ellos retroceden. La distancia levanta entre nosotros tabiques de aire. Los muros han colonizado nuestra vida cotidiana con ferocidad viral: mamparas, mascarillas, pantallas faciales, paredes de cristal o metacrilato. En esta lógica cruel, hemos auxiliado a nuestras personas queridas de la forma más extraña imaginable: encerrados, lejos, sin proximidad ni contacto. El éxito de nuestros cuidados ha radicado en nuestra ausencia, en proteger desde lejos, acompañar sin vernos, atender sin abrazos, consolar sin acariciar. Nuestros afectos han permanecido cercados.
Quienes erigen muros sueñan con una imposible seguridad. La palabra “seguro” procede del latín sine cura, es decir, “tranquilo, sin preocupación ni cuidado”. Lo que este encierro ha desvelado es, precisamente, el valor irrenunciable de cuidar y tener cuidado. Hoy esperamos con impaciencia que la ciencia, en colaboración abierta y transfronteriza, perfeccione las vacunas que derribarán las murallas que nos asfixian. Una vez inmunizados contra las barreras, será tarea de la política y la filosofía, de la cultura y la educación construir un mundo menos confinado y más confiado.
   

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