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"El Clan de los Sicilianos" - 5 new articles
Chicas malas (4): Verna BernbaumVerna no era un bellezón, sino algo mucho peor: una de esas mujeres capaces de agarrar a los hombres desde muy hondo, muy profundo, muy muy adentro. Y ésas son las hembras verdaderamente peligrosas; las que te hacen preguntarte qué demonios tendrán, qué darán a los hombres para tenerlos de tal manera y cantidad a sus pies. Inexpresiva y tristona, Verna tenía, sin embargo, sentido del humor y solía dar alguna réplica simpática al duro de Tom Reagan: VERNA: ¿No tienes nada más que hacer que perseguirme? TOM: No, ahora me dedico a intimidar a débiles mujeres. VERNA: Pues busca a alguna e intimídala. Durante un tiempo a Verna se le presentó un dilema viejo como el mundo: tenía, por un lado, a un hombre mayor y poderoso, que la quería y le daría bienestar, pero al que ella no amaba; por otro, un hombre que la volvía loca; loca de amor y de odio a la vez, de pura pasión; un hombre que, estaba claro, le daría muy mala vida. Verna no tuvo que reflexionar mucho: este segundo hombre (el duro de Tom, como ya habréis adivinado), metió la pata con ella, la fastidió y Verna no perdonó: se fue con el maduro y Tom se quedó sin los dos. Aprended, chicas malas del mundo, de Verna, que tuvo la cabeza fría y el corazón de hielo y tomó la decisión adecuada. ¡Bien por Verna! PELÍCULA: Muerte entre las flores (Miller's Crossing, EEUU, 1990) Directores: Joel y Ethan Coen Intérprete: Marcia Gay Harden Una buena chica entre tanta chica malaMerche, corazón, llevas días ilustrándonos convenientemente (y espero que lo sigas haciendo) sobre esa categoría de chicas malas que tanto nos alegran la vida y, por contraste, me ha venido a la cabeza una chica buena a la que conocí hace un par de años: Alejandrina Yolanda Jalisco (AY Jalisco para los amigos).
Alejandrina Yolanda Jalisco es fea, desgarbada, desgraciada en amores sin que ello la haga ser afortunada en el juego… Alejandrina Yolanda Jalisco llegó a la ciudad de los rascacielos huyendo de una madre borracha y de un padre que la utilizaba como objeto sobre el que descargar su agresividad. Alejandrina Yolanda Jalisco no sabe cómo llegó a convertirse en detective, sólo sabe que es un modo de vida como cualquier otro. Alejandrina Yolanda Jalisco es hija de Carlos Trillo y del maestro del blanco y negro, Eduardo Risso. Alejandrina Yolanda Jalisco es entrañable, tierna y un desastre con patas que se hace querer. Alejandrina Yolanda Jalisco es una muchacha a la que, a pesar de todo, incluso de las negativas de mi Luigi, que no quiere saber más de críos, no dudaría en adoptar. Desde luego, tiempo para aburrirme no me iba a quedar demasiado.
Se necesitan sicarios. Razón: aquí.
Chicas malas (3): Melanie DanielsMelanie Daniels era una pija locuela y gamberreta, que es la única especie de pija que me cae bien a mí. Sus locuras y gamberradas rozaban en ocasiones lo delictivo y por eso la habían medio emplumado (pájaros; emplumar; qué juego de palabras más pésimo) alguna que otra vez. Nada grave; de eso se encargaba su poderosísimo e influyente papá.
La señorita Daniels era descaradilla y echá palante, para el gusto de la buena sociedad de San Francisco, claro, porque en mi barrio habría sido una ursulina. Con todo, no se cortaba un pelo si tenía que mentir como una bellaca para conseguir sus propósitos y sus propósitos se llamaban Mitch Brenner, abogado, buen chico y musculitos. Melanie se colgó de él porque le dio cañita y lo persiguió hasta la casa de su familia, tras conducir como una loca un descapotable y manejar un bote con motor fuera borda con abrigo de pieles, falda de tubo y tacones. Que es un puntazo, quieras que no.
Melanie no fue bien recibida en casa de Mitch. Éste tenía a su alrededor una fortaleza inexpugnable construida nada más y nada menos que por: a) una ex novia pasiva agresiva; b) una hermanita pequeña huerfanita; y c) una madre loba recién enviudada con cara de vinagre y horror a que su adorado hijito la dejase sola. La santa madre, lectora habitual de la prensa cotilla, conocía a Melanie porque el verano anterior la habían arrestado por bañarse desnuda en una fuente de Roma. No es ésa la mejor tarjeta de presentación ante una potencial suegra.
Para colmo, coincidiendo con su llegada a Bodega Bay, los pájaros del pueblecito y alrededores se vuelven locos, se dedican a atacar a indefensos humanos y ya hay quien relaciona tal hecho extrañísimo con la pérfida e infernal Melanie y su pasado escandaloso.
Pero toda mujer, por malévola y demoníaca que sea, se redime mediante el sufrimiento. Y a Melanie le tocó sufrir un rato. Las gaviotas chaladas la picotearon sin piedad en todo el cuerpo, menos en sus hermosos ojos perfectamente maquillados. Sólo así se ablandó el corazón de su feroz suegra y consiguió que le sonriera un poquillo.
Aprended, pues, de Melanie, chicas malas del mundo y sabed que la mujer que no sufre siempre es sospechosa y que si queréis haceros pasar por virtuosas, no tenís más que fingir que lo vuestro es na más que de sufril y que de sufril.
PELÍCULA: Los pájaros (The birds, EEUU, 1963) Director: Alfred Hitchcock Intérprete: Tippi Hedren
Mafias norteñas¡Qué razón tenía ese que dijo que “unos cardan la lana y otros llevan la fama! Y si no que se lo pregunten a Giorgio Pellegrini, ese terrorista italiano de extrema izquierda que huyo del país en los setenta tras matar a un guardia de seguridad en un atentado. Porque mucho hablan de nosotros, los sicilianos, o los calabreses, o las gentes del sur en general, pero ¡hay que ver como las gastan los del norte!
Después de pasar por varios países centroamericanos, participando en la guerrilla y descubriendo que, a su lado, sus ex compañeros italianos eran auténticos niños sin destetar; después de camelarse a algunas cuarentonas (se ve que tiene buen gusto el chaval) que le ayuden a sobrevivir; y después de pedir ayuda a otros exiliados en París cuando decide que ya lleva demasiados años oculto y tal vez sea la hora de reintegrarse en la sociedad, Pellegrini acepta un trato que, a cambio de varios años en prisión, le convertirá en un hombre rehabilitado.
Pero claro, no cuenta con las mafias del norte, las que operan en el Véneto disfrazadas de ilustres abogados o respetables hombres de negocios y, de paso, controlan el tráfico de drogas o la prostitución. Y no cuenta tampoco con que para volver a llevar una vida normal deberá pagar por favores realizados a un policía no sólo corrupto sino además deshonesto, lo que ya debe ser la leche. Y deberá refugiarse de nuevo en las cuarentonas que tanto le atraen. Y deberá volver a matar, desde luego. Porque si uno aspira a llevar una vida normal, en ocasiones son necesarios algunos desmanes sin importancia.
Y todo eso en el rico norte, no en el pobre sur dominado por los que siempre hemos tenido mal nombre. Pues eso, que lo de la lana y la fama.
Hasta nunca, mi amor Massimo Carlotto EMECÉ
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